“Las huellas de la vida” es una novela sobre Mary Anning y Elizabeth Philpot, las primeras buscadoras de fósiles
A diferencia de la numerosa literatura sobre dinosaurios y otras criaturas del pasado, pocas son las novelas que tienen como protagonista a un paleontólogo que haya existido en la vida real. La Editorial Lumen ha publicado recientemente la novela Las huellas de la vida de Tracy Chevalier (Remarkable creatures es el título original en inglés), cuyos personajes centrales son Mary Anning y Elizabeth Philpot, dos pioneras de la Paleontología de vertebrados.
Mary Anning (1799-1847) era hija de un ebanista de Lyme Regis, un pueblo costero del suroeste de Inglaterra. Muy joven, Mary descubrió que tenía una habilidad natural para descubrir fósiles curiosos (los “curis” de la novela). De condición humilde, el nombre de Mary Anning está hoy ligado a los primeros hallazgos de esqueletos completos de ictiosaurios y plesiosaurios en los depósitos liásicos del Dorset. Varios de esos fósiles están expuestos en las galerías de paleontología de los museos de historia natural de Londres y París.
Por su parte, Elizabeth Philpot (1780-1857) procedía de una familia londinense de clase media. Afincada en Lyme Regis junto con dos de sus hermanas, compartió con Mary Anning la pasión de buscar fósiles en los acantilados –una ocupación poco distinguida para una mujer en aquella época–, llegando a reunir una importante colección de peces fósiles, que hoy se conserva en la Universidad de Oxford.
Las huellas de la vida es la sexta novela de Tracy Chevalier, escritora norteamericana residente en Londres cuyo libro La joven de la perla ha sido un éxito de ventas y de crítica. Las huellas de la vida no es una biografía al uso ni un relato novelado de las vidas de Mary Anning y Elizabeth Philpot, sino una ficción histórica escrita a dos voces. La acción transcurre entre 1805, fecha en la que las hermanas Philpot se trasladaron de Londres a Lyme Regis, y 1824, momento en el que Mary Anning se convirtió en una mujer conocida y respetada por los caballeros naturalistas de Gran Bretaña. Uno de sus biógrafos, Hugh Torrens, ha llegado a decir de ella que ha sido “la mayor buscadora de fósiles que el mundo ha conocido”. Pero la actividad de esta mujer autodidacta fue más allá de la búsqueda de fósiles: aprendió a prepararlos, se dedicó a su comercio como medio de subsistencia para ella y su familia, y llegó a convertirse en una excelente anatomista.
Mary Anning, la mujer que sobrevivió al rayo siendo un bebé y a varios desprendimientos de tierra ya en edad adulta, murió de un cáncer de mama a los 47 años. Como Elisabeth Philpot, nunca se casó y no dejó descendencia. Sus únicos retoños fueron los fósiles del Liásico azul, como el primer esqueleto completo de un ictiosaurio, que halló en compañía de su hermano Joseph siendo una niña (1811-1812), o un magnífico esqueleto de plesiosaurio (1823), ambos descritos en la novela. Otros descubrimientos notables realizados después de 1824 no se mencionan: es el caso del primer pterosaurio encontrado en Inglaterra (1828), del fósil de Squaloraja (1829) –considerado en aquella época una quimera entre tiburón y raya–, o de un excepcional ejemplar enrollado de plesiosaurio (1830).
Por la novela circulan varios personajes ilustres que han marcado la historia de la Paleontología en Europa: entre ellos, el reverendo William Buckland, colaborador de Mary Anning, que puso nombre científico a varios de sus hallazgos –y fue el primer naturalista en describir un dinosaurio en 1824–; el geólogo Henry de la Beche, amigo y benefactor de Mary, que fue el primer director de la British Geological Survey; el reverendo William Conybeare, que describió varios de los ictiosaurios y plesiosaurios descubiertos por ella; el geólogo Charles Lyell, autor de Principles of Geology, libro de cabecera de Charles Darwin durante su viaje en el Beagle; y Georges Cuvier, el padre de la Anatomía comparada, que adquirió varios fósiles de reptiles marinos de Lyme Regis para el Museum de París.
“…el plesiosaurio, cuyas partes estaban extendidas en el suelo. Tenía unos dos metros y setenta centímetros de longitud y la mitad de anchura, que abarcaba la envergadura de sus enormes aletas con forma de rombo. Su cuello de cisne representaba una gran parte de su longitud, y al final había un cráneo que sorprendía por su pequeño tamaño…El cuerpo era una masa cilíndrica de costillas, rematado por una cola mucho más corta que el cuello. En conjunto, tenía un aspecto tan inverosímil como el ictiosaurio con su enorme ojo”.
Figura 1 |
Mary Anning (1799-1847) era hija de un ebanista de Lyme Regis, un pueblo costero del suroeste de Inglaterra. Muy joven, Mary descubrió que tenía una habilidad natural para descubrir fósiles curiosos (los “curis” de la novela). De condición humilde, el nombre de Mary Anning está hoy ligado a los primeros hallazgos de esqueletos completos de ictiosaurios y plesiosaurios en los depósitos liásicos del Dorset. Varios de esos fósiles están expuestos en las galerías de paleontología de los museos de historia natural de Londres y París.
Por su parte, Elizabeth Philpot (1780-1857) procedía de una familia londinense de clase media. Afincada en Lyme Regis junto con dos de sus hermanas, compartió con Mary Anning la pasión de buscar fósiles en los acantilados –una ocupación poco distinguida para una mujer en aquella época–, llegando a reunir una importante colección de peces fósiles, que hoy se conserva en la Universidad de Oxford.
Figura 2. |
Mary Anning, la mujer que sobrevivió al rayo siendo un bebé y a varios desprendimientos de tierra ya en edad adulta, murió de un cáncer de mama a los 47 años. Como Elisabeth Philpot, nunca se casó y no dejó descendencia. Sus únicos retoños fueron los fósiles del Liásico azul, como el primer esqueleto completo de un ictiosaurio, que halló en compañía de su hermano Joseph siendo una niña (1811-1812), o un magnífico esqueleto de plesiosaurio (1823), ambos descritos en la novela. Otros descubrimientos notables realizados después de 1824 no se mencionan: es el caso del primer pterosaurio encontrado en Inglaterra (1828), del fósil de Squaloraja (1829) –considerado en aquella época una quimera entre tiburón y raya–, o de un excepcional ejemplar enrollado de plesiosaurio (1830).
Figura 3. |
Tracy Chevalier ha construido su novela a partir de acontecimientos históricos (el hallazgo de los primeros esqueletos de ictiosaurios y plesiosaurios en Lyme Regis, la subasta de fósiles en el Egyptian Hall de Londres en 1820, la reunión de la Sociedad Geológica de Londres en febrero de 1824) y ha utilizado para ello la documentación existente (biografías y artículos sobre Mary Anning y los fósiles que descubrió). No obstante, se ha permitido algunas licencias (el orden cronológico no se corresponde exactamente con los hechos reales), tal y como reconoce en el apéndice final del libro. Su objetivo no ha sido tanto recrear el ambiente de aquella época y las relaciones tejidas entre los recolectores de fósiles y los hombres de ciencia como dar voz a los pensamientos y reflexiones de las dos heroínas de la novela, haciéndose eco de temas que eran el centro de sus preocupaciones cotidianas: las diferencias entre clases sociales, la desigualdad entre sexos, el coleccionismo, el conflicto entre ciencia y religión, etc.
En la novela se menciona a Jane Austen, una escritora de renombre con la que Tracy Chevalier ha sido comparada algunas veces. Se sabe que Jane Austen viajó a Lyme Regis en 1804 y conoció al padre de Mary Anning. Lyme Regis es, de hecho, el lugar donde transcurre la acción de Persuasión, una de las obras de Austen. Otra novela ambientada en Lyme Regis y que tiene como protagonista a un paleontólogo (en este caso, ficticio) es La mujer del teniente francés de John Fowles, más conocida entre el público gracias a la adaptación cinematográfica con Meryl Strep y Jeremy Irons. Por lo que respecta a la novela de Tracy Chevalier, y según reconoce la propia autora, es probable que sea llevada en breve a la gran pantalla.
En la novela se menciona a Jane Austen, una escritora de renombre con la que Tracy Chevalier ha sido comparada algunas veces. Se sabe que Jane Austen viajó a Lyme Regis en 1804 y conoció al padre de Mary Anning. Lyme Regis es, de hecho, el lugar donde transcurre la acción de Persuasión, una de las obras de Austen. Otra novela ambientada en Lyme Regis y que tiene como protagonista a un paleontólogo (en este caso, ficticio) es La mujer del teniente francés de John Fowles, más conocida entre el público gracias a la adaptación cinematográfica con Meryl Strep y Jeremy Irons. Por lo que respecta a la novela de Tracy Chevalier, y según reconoce la propia autora, es probable que sea llevada en breve a la gran pantalla.
Figura 4. |
A pesar de la aportación realizada por Mary Anning y Elizabeth Philpot, su reconocimiento científico fue –y sigue siendo aún hoy en día– mínimo. En aquella época, las mujeres podían dedicarse a buscar fósiles, pero estaban excluidas de los círculos académicos y, por lo tanto, condenadas a ocupar un papel secundario. Ninguno de los ejemplares fósiles descubiertos por Mary Anning lleva su nombre. Sólo el paleoictiólogo suizo Louis Agassiz se dignó dedicarle en vida alguna especie fósil, no sólo a ella sino también a Elizabeth Philpot.
El desaparecido paleontólogo Stephen J. Gould comentaba en uno de sus ensayos que el inicio de la Paleontología de Vertebrados debe más a Mary Anning que a Buckland, Conybeare, Owen y otros hombres de ciencia que estudiaron los fósiles que ella encontró. Muchas de las interpretaciones de estos autores se han quedado desfasadas con el tiempo, pero los fósiles de Lyme Regis han sobrevivido a su descubridora y son objeto de estudio para nuevas generaciones de paleontólogos. En este sentido, la novela de Tracy Chevalier es un homenaje a las primeras paleontólogas de vertebrados de la historia.
Xabier Pereda Suberbiola y Nathalie Bardet (enviados especiales de El Vinosaurio en Bilbao y París)
Chevalier, Tracy (2009). Remarkable creatures. HarperCollins, 352 pp. Versión en castellano: Las huellas de la vida, Ed. Lumen, 2010, 344 pp.
Página web oficial del libro: http://www.tchevalier.com/remarkablecreatures/index.html
Referencias de interés
Emling, S. (2009). The Fossil Hunter. Dinosaurs, evolution and the woman whose discoveries changed the world. Palgrave Macmillan, Nueva York, 234 pp. ISBN 978-0-230-611566.
Taquet, P. (2003). Quand les Reptiles marins anglais traversaient la Manche. Mary Anning et Georges Cuvier, deux acteurs de la découverte et de l'étude des Ichthyosaures et des Plésiosaures. Annales de Paléontologie, 89: 37-64.
Torrens, H. (1995). Mary Anning (1799-1847) of Lyme; "the greatest fossilist the worl ever knew". British Journal of the History of Science, 28: 257-284. http://www.jstor.org/pss/4027645
Figuras incluidas
Figura 1. Portada de la novela de Tracy Chevalier (versión en castellano)
Figura 2. Retrato de Mary Anning junto a su perro Tray, cuyo original se conserva en el Natural History Museum de Londres.
Figura 3. Esqueleto articulado de plesiosaurio, uno de los principales fósiles descubiertos por Mary Anning (1830). Descrito por Buckland con el nombre de Plesiosaurus macrocephalus en 1836.
Figura 4. Duria Antiquior – a more ancient Dorsetshire, una acuarela pintada por Henry de la Beche en 1830 para poner de relieve los descubrimientos de Mary Anning.
Figura 2. Retrato de Mary Anning junto a su perro Tray, cuyo original se conserva en el Natural History Museum de Londres.
Figura 3. Esqueleto articulado de plesiosaurio, uno de los principales fósiles descubiertos por Mary Anning (1830). Descrito por Buckland con el nombre de Plesiosaurus macrocephalus en 1836.
Figura 4. Duria Antiquior – a more ancient Dorsetshire, una acuarela pintada por Henry de la Beche en 1830 para poner de relieve los descubrimientos de Mary Anning.
Particularmente a mí el libro me ha decepcionado algo. La ficción creada por la autora acerca de la vida personal de las dos protagonistas no tiene una base sólida que ella misma reconoce. En fin, por lo demás es un verdadero tributo a estas dos mujeres, especialmente para mí Elizabeth Philpot.
ResponderEliminarY creo que es una verguenza que las dos solamente tengan una especie fósil de peces con su nombre:
Eugnathus Philpotiae y Acrodus Anningiae
Louis Agassiz. Recherches sur les Poissons Fossiles
Luis Miguel
Quisiera que conociérais un libro que he publicado sobre Mary Anning el año pasado. Se llama "Mary Anning y los monstruos del Jurásico", de la editorial El Rompecabezas. Es un libro en el que intento acercar a esta interesante e intrépida mujer a los niños, y al mismo tiempo que se interesen y conozcan la paleontología.
ResponderEliminarEspero que lo leáis y me déis vuestra opinión.
Un saludo.
Carmen Ruiz.
Muchas gracias por los comentarios. En cuanto pueda me compraré el libro y ya os contare que tal.
ResponderEliminarCarmen, si quieres me puedes mandar un pequeño texto sobre tu libro y lo cuelgo también el Blog. Yo estaría encantado.
Gracias a ambos.
Eing??????? Algun traductor de lenguas orientales????
ResponderEliminarSegun el traductor de google (que no se lo fiable que sera) el primer mensaje es:
ResponderEliminarlargo viaje en línea recta hacia las personas del planeta, a la inversa vacilar en el camino en la garganta que alcanzan sus metas con más facilidad.
Y el segundo:
La gente tiene ojos de una lengua, es la observación de los tiempos para el bien de hablar.
Vamos que no le encuentro ningun sentido.
A ver si encuentras alguien que hable chino.
AGUR.
Jejej no os molestéis, es spam. Ya los he borrado.
ResponderEliminarAún así gracias por el esfuerzo y que un largo viaje en linea recta os lleve a una flor de loto en un camino con lluvia andante semiparalela.
Prefiero lluvia andante sinusoide, jajajajaj. Tu ya me entiendes...
ResponderEliminarBss
Espe
viva ellas!
ResponderEliminarGracias, si no e spor tu post ni me entero que hubo paleontólogas desde esas épocas, y además asi de importantes. Estuve buscando en google listas de paleontólogos importantes y en ninguna de éstas figuraron.
ResponderEliminar