Hoy en día tenemos en muchos lugares del mundo vetustas reproducciones a tamaño real de dinosaurios. Todos al verlas nos reímos y pensamos que malo fue el paleoescultor. Pero es que los modelos en los que se basan los artistas están condicionados por el conocimiento científico de la época.
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El señor Hawkins |
Uno de los pioneros en este tipo de creaciones fue el londinense Benjamín Waterhouse Hawkins. Amante de la naturaleza y escultor, fue el encargado en 1852, de hacer 33 reproducciones de dinosaurios en el Crystal Palace al sur de Londres supervisado Richard Owen. También fue el primero en montar un esqueleto de un
Hadrosaurus en "posición de vida" a partir de moldes que se hicieron en 1868, en la Academia de Ciencias Naturales de Filadelfia.
Nueva York, como gran ciudad que era, no podía estar a la zaga en las últimas novedades de la ciencia y decidió construir en 1870 un museo en el que se pudieran ver los antiguos habitantes de Norte América, el Paleozoic Museum. Hawkins diseñó un local de dos alturas hecho de hierro y cristal, que se integraría con el entorno del Central Park (junto a la W 59st) al mantener en su centro una de las grandes y abundantes islas rocosas (metamórficas por cierto). Pero como en toda gran obra paleontológica tiene que haber detractores que no creen en las posibilidades de los fósiles (véase el Museo de Salas o el Museo de la Vida en Zaragoza). En este caso fue un famoso y corrupto político de aquella época, William Marcy Tweed (Boss Tweed). El presupuesto para tal majestuosa obra ascendía a 300.000 dólares, a lo que el señor Tweed contestó:
“…Una cantidad demasiado elevada para malgastarla en un edificio dedicado a la paleontología, una ciencia que, aunque interesante, es todavía tan imperfectamente conocida como para justificar una gran inversión pública”.
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Hadrosaurus montado |
Casi ciento cincuenta años después en algunos despachos estatales y provinciales se escucha este mismo cantar, muestra del escandaloso paletismo de algunos políticos actuales. Pero volvamos a la historia. Después de más de un año trabajando en la construcción del museo, Boss Tweed consiguió de una manera poco ortodoxa parar esta obra. El 3 de marzo de 1971, una banda de gansgters destrozaron a martillazos las obras de Hawkins y las enterraron en algún sitio de Central Park. Después de este incidente el escultor decidió volver a Londres y alejarse lo máximo posible del peligroso político. Existe hoy en día el proyecto de situar en el mismo sitio donde deberían haberse construido estas reproducciones, unos dinosaurios de bronce. Hasta ese momento tendremos que esperar que la ciudad de Nueva York, devuelva a la paleontología y sobre todo a Hawkins, lesta cuenta que tiene pendiente.
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Taller de Central Park |
Actualmente se sigue especulando sobre dónde están los restos de las obras de Hawkins. Yo todos los días cuando voy a comer a Central Park me imagino que lo hago encima de ellas. No se si será cierto o no, pero lo que si se es que palomas y gorriones se reunen diariamente en un área cercana a una de estas isla de rocas. Quizás porque los turistas les damos de comer allí, o quizás queriendo buscar los restos de sus primos lejanos.
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Si alguien se pregunta que fue de Boss Tweed, decir que finalmente fue encarcelado. Poco después se escapó y según la prensa de la época se refugió en España. Aquí fue detenido gracias a una caricatura que salío en el New York Times y repatriado a EEUU donde moriría en la carcel a los 55 años.
Ignacio Díaz-Martínez y Xabier Pereda Suberbiola