Pues el otro día viendo la MTV en el programa de Tuning versión nacional, me quedé sin palabras. Es mejor que lo veáis vosotros mismos.
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Descartan huellas de humanos en área cretácica
La Razón / Yubert Donoso / Sucre 00:00 / 15 de enero de 2012
¿Convivieron seres humanos y dinosaurios en Bolivia hace 140 millones de años?, la respuesta es negativa y está refrendada en un informe científico sobre las huellas encontradas en el año 2008, en la población chuquisaqueña de Icla. Este tema cobró importancia a raíz de una publicación en internet en la que se difundieron varias fotografías del yacimiento de Icla (Chuquisaca), donde se muestran huellas de dinosaurios tireóforos (cuadrúpedos con placas y espinas en la espalda) junto a tres de sus crías.
Huellas publicadas por Apesteguia y Gallina En artículos e imágenes publicadas en la red y etiquetadas como “Imagen de huellas de humanos junto a huellas de dinosaurio”, se observan pisadas de supuestos seres humanos junto a las pisadas de dinosaurios. Después de la publicación, la noticia dio vueltas al mundo virtual y el hecho fue calificado de sorprendente y curioso.
La supuesta aparición de pisadas humanas junto a los animales prehistóricos tiene su antecedente en Texas. En el río Paluxi (Estados Unidos) un grupo de estudiosos descubrieron huellas de un acroncantosaurio (carnívoro bípedo de gran tamaño) que pesaba más de dos toneladas y medía 40 metros de largo. Años más tarde, varios pescadores hallaron otras huellas junto a unas que parecían humanas.
Universitarios de Loma Linda (Estados Unidos) se desplazaron al lugar para investigar esta noticia y descubrieron que no se trataba de huellas humanas, sino de marcas que fueron parte de la erosión causadas por aceite y agua. Éstas, al ser fotografiadas daban el efecto de rastros humanos.
La reciente imagen difundida por internet fue tomada en Chuquisaca en noviembre de 2008, en Tunasniyoj (lugar de tunas), a unos 13 kilómetros del municipio de Icla. La Razón dialogó con el autor de la imagen, el arquitecto Omar Medina, quien dijo que tomó la fotografía durante una campaña paleontológica a cargo de los científicos argentinos Sebastián Apesteguía y Pablo Gallina.
En esa ocasión se descubrieron las huellas que ahora circulan en internet y que fueron confundidas con rastros humanos. Científicamente está comprobado que las huellas más grandes pertenecen a un dinosaurio ornitisquio tireóforo, reptil que se caracteriza por tener un conjunto de cuernos filosos en el final de la cola que utilizaba para defenderse.
Según el estudio científico publicado por Apesteguía y Gallina en la Academia Brasileña de Ciencias, bajo el título: Tunasniyoj, dinosaur tracksite from the Jurassic-Cretaceous boundary of Bolivia (Tunasniyoj, sitio de huellas de dinosaurio del límite Jurásico-Cretácico de Bolivia), esos rastros pertenecen a una especie juvenil del tireóforo; es decir, que la madre caminaba junto con tres de sus crías.
Con este informe se desvirtúa que las huellas de Icla pertenezcan a seres humanos. En todo caso, son rastros de animales prehistóricos.
Reservas. Icla es un yacimiento paleontológico único en el mundo y está ubicado a unos 120 kilómetros de Sucre, sobre la carretera a Tarabuco. Su antigüedad data de 140 millones de años, cuando Sudamérica formaba parte de un gran desierto prehistórico denominado Botucatú.
De acuerdo con el informe científico final elaborado por los dos especialistas argentinos, este reservorio es considerado único porque define el límite entre el periodo del jurásico con el cretácico en Bolivia. Además, se constituye en el yacimiento más antiguo del país y el segundo de América del Sur. En esta localidad se encontraron tres tipos de rastros. El primero pertenece a grandes dinosaurios terópodos de pie ancho (carnívoros, bípedos). En el segundo existen huellas de anquilosaurios (herbívoros acorazados), consideradas las más antiguas del hemisferio del sur.
El tercer grupo corresponde a los tireóforos que se desplazaban en manadas y en particular de Icla. Se evidenció que caminaban dos adultos y tres juveniles. Esta zona de Chuquisaca tiene un clima cálido y hay exuberantes paisajes con palmeras de gran tamaño. Además, la región se riega con aguas del río Pilcomayo. El yacimiento paleontológico tiene una extensión de aproximadamente 40 kilómetros de longitud y 10 de ancho.
Sin embargo, en la época en la que vivieron los dinosaurios, hace 140 millones de años, la región se caracterizaba por tener amplios lugares desérticos arenosos con dunas. En otras palabras, la zona de Icla habría sido entre fines del Jurásico y principios del Cretácico un extenso desierto.
... La Cabalgata se compondrá de cuatro pasacalles, cinco espectáculos, 10 carrozas y será amenizada por 100 artistas de Italia, Holanda, Bélgica y Kenia, entre otros países, además formarán parte de la misma 150 niños y, en total 750 personas que repartirán dos toneladas de caramelos aptos para celiacos.
Para llevar a cabo todos los actos previstos el Ayuntamiento prevé invertir 145.000 euros.
Las hadas de la naturaleza abrirán el desfile encarnadas por la compañía francesa de teatro de calle 'Li Lú' sobre zancos que se mezclan con elfos y duendes dejando a su paso colores, burbujas y luces de fantasía, les seguirán el pasacalles 'Saludo a la Vida' con hinchables gigantes formados por el sol, la luna flores y palmeras.
Tras estas primeras intervenciones se dará paso a los "protagonistas infantiles" del momento 'Bob Esponja y sus amigos' para dar paso a las 'Carrozas de la primaviera', los 'Dinosaurios Traviesos' de los holandeses 'Clos Akt', el expreso 'Primavera-Verano', 'Animalia' y el espectáculo itinerante de Enjoliver 'La Grande Natura'...
Un inesperado tropezón en el prado... Imagen de Quo Al penetrar a Oxun, Saboaba aún tenía las manos y la boca manchados de sangre. Antes de la puesta de sol, los hombres llegaron desde la Gran Dolina con el corazón bombeando como un tambor excitado. Durante varias horas, en un festival caníbal, habían desgarrado con ayuda de afiladas piedras y sus propios dientes la carne de seis miembros de otra tribu. Entre ellos había dos niños. Saboaba guardó un pedazo de carne fresca para entregárselo a Oxun, que le esperaba. Ella le dio a cambio algunos frutos recién recolectados. Saboaba era más corpulento que Oxun y, en su desnudez, ella buscaba el calor de aquel macho vigoroso de casi 1,80 m de estatura. Saboaba y Oxun copulaban tres y cuatro veces cada día, durante todo el año, y siempre lo hacían mirándose a los ojos.
Aquella noche, el placer del orgasmo elevó a las estrellas el grito de Oxun, y Saboaba se estremeció apretando con sus manos las deleitosas caderas de su hembra. Un olivo silvestre, en la ladera del río, fue el escenario de su amor durante cuatro años, el tiempo en que nació y creció su hijo. Después, Saboaba se marchó. En aquellos días, hace 800.000 años, el ambiente era húmedo y cálido en Atapuerca…
Pudo ocurrir allí o en cualquier otro lugar del pequeño mundo habitado por homínidos, pero lo cierto es que una cópula como la narrada fue el origen de un linaje que ha llegado hasta nuestros días. Así era el sexo entre aquellos primeros humanos.
Para descubrirlo nos reunimos con el antropólogo y coodirector del proyecto Atapuerca Juan Luis Arsuaga, con algunas preguntas “indecorosas” en el bloc de notas: ¿Tenían orgasmos los Australopithecus? ¿Copulaban salvajemente? ¿Se besaban? ¿el Homo antecessor era fiel? ¿Cada cuánto tiempo hacían el amor? ¿Parían sin ayuda?